Creación:
A veces, cuando llega la noche, una presencia se manifiesta. Una oscuridad viva, inteligente, con el peso de lo desconocido, invade todo mi ser, empujándome desde adentro hacia un abismo que no sabía que existía.
Me cubre por completo con su oscuridad total. Un ruido mental se desata: imágenes violentas, aterradoras, fragmentos sin contexto que me hablan sin palabras. Me muestran lo que quiere de mí, lo que desea que haga.
Mi mente, al borde del colapso, comienza a saturarse y a quebrarse. Cada pensamiento es una tormenta incesante. Solo queda el deseo de que todo termine.
Un pánico potente me azota, y un vacío interior se hace presente. Siento que algo en mí falta, algo imposible de nombrar. La tristeza es tan intensa como inexplicable. Grito, pero el sonido no tiene salida. Lloro, y las lágrimas no salen. Me hundo en la desesperación.
La oscuridad envolvente busca apoderarse por completo de mi voluntad y desatar el descontrol total.
Pero incluso en el fondo del caos, cuando mi mente parece romperse, elijo mi propia voluntad, guiada por el amor que habita en mí. y entonces, la oscuridad se desvanece.